1 oct 2011

De aquí a Lima

Despegar, elevarse, subir hasta los 10000, donde sólo se atreven los cirros y los cumulonimbos más altivos, y contemplar desde allí que la miseria humana es aún más miserable, sonando de fondo el Dark Side. Una sensación prácticamente indescriptible, que hace llorar y reír al unísono, sobre todo si eres admirador de los Floyd. Y es curioso, que para poder vivirla haga falta una alianza de despiadadas compañías aéreas súper competitivas, que matarían a su padre por hacerse con un poco más de couta de mercado, y que el disco en sí sea uno de los más vendidos de la historia, cuando dice aquello de money, it’s a crime. Otra de esas ironías de la vida, que estoy empezando a disfrutar, y que no me quita el sueño, porque si algo está claro, es que el Hombre es de todo menos consecuente.

Me devuelven a la realidad el típico grupo de holandeses alborotadores y juerguistas, la señora japonesa que brinda toda la hospitalidad que sus buenos modales le obligan (konichiwa, doumo arigatou), Félix, el caballero ecuatoriano, que hace el trayecto un poco más liviano y humano, la risueña noruega con nombre de fruta y estudiante de español (quizá porque se siente más aceptada entre católicos hispanohablantes que entre compatriotas neopaganos y pirómanos), el peruano orgulloso de su país (las salinas cambian mucho según la sea estación lluviosa o seca), la aventurera de iPhone que va a a escalar (o al menos intentar) el Aconcagua, y tantas y tantas historias que son capaces de caber en un Boing 777 que va a mil.

Sobrevolamos el Caribe. Revivo la misma sensación que me producía aquel cielo de primaveras pasadas, cuando era más sensible y receptivo a lo que dice el Sol. Y me choca, porque son latitudes diferentes, y según lo que aprendí sobre fotografía (los fotógrafos son los que más saben de la impresión que causa la luz), no debería ser así, o quizá es  que aquellos días fueron mis paraísos tropicales.
Llegar al Continente (en este caso si se confunde con el contenido, tal es mi ignorancia) me ha dado una remota idea de lo que me voy a encontrar. Es un paraje prácticamente salvaje, y no sólo el Amazonas (cuya selva se pierde en el horizonte afín a su río y afluencias). Todo me parece contrario a lo que estamos acostumbrados, con campos repletos de cultivos y cortados por  lindes de tierras que a fuerza de sangre y tiempo se han hecho propiedades con dueños y derechos. Y me dan ganas de ser otro Ernesto Guevara, y empezar mi diario, aunque todavía no tenga motocicleta.

Llegar al aeropuerto ha sido peliagudo y peculiar. Nada más salir,  te asaltan (sin exagerar) un ejercito de lo que se conoce como relaciones publicas (yo diría sicarios sin compasión) de variados servicios: hoteles, alquileres (tal vez de personas), buses, taxis… Para completar el cuadro y hacerlo aún más pintoresco, varias chicas repartidas heterogéneamente esperan con ramos de rosas. Es de suponer que cada una busca a alguien diferente (por un segundo ha sido inevitable que me pregunte si alguna lo hacía por mi).

…y se acabó la inspiración. No me satisface especialmente, pero así va a ser. Estoy demasiado cansado de la paliza de viaje y se ha derramado el apestoso café del Starback (le doy la espalda) que me ha servido de excusa para pillarle wifi unas horas, mientras espero a mi colega de aventura. Su vuelo llega más tarde desde USA. Con suerte, le habrán realizado un tacto rectal, y podemos añadirlo al anecdotario. Esta sonando una de Sade.

Mañana, Perú y sus Andes a ras, pasado, Chile, quizás, quizás, quizás…

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya te tengo en mis favoritos. Escribe mucho, que todos viajemos un poco al leerte.
Suerte en la aventura.
Stella

Anónimo dijo...

Edu me alegro que sigas con vida, parece que has tenido bastante tiempo libre para poder escribir, ¿qué te has llevado el portátil o qué? bueno espero que te lo pases bien y veas los Andes y demás cosas y monumentos en todos los sentidos si los hay, un saludo y te seguimos!! jeje

Manuel Entrena dijo...

La verdad que ver el nuevo continente desde tan alto tiene que ser impresionante. Me gustaria poder ver como tu ese paisaje salvaje que describes tiene que ser bastante curioso. Y por lo que cuentas en el avión creo que lo de domir poco. Parece que has hecho bastantes amigos y todo. Espero que este mas descansado para el siguiente articulo y describas tu nuevo hogar con detalle. Saludos desde Montilla ¡¡¡

Anónimo dijo...

Todo muy filosófico, pero para que veas lo que varía la cosa. Por cierto si te atracan o algo ni te molestes en ir a la policía porque pasa de la gente. A lo mejor coge el coche y da una vuelta pero poco más.

Jesús dijo...

Es irónico lo del comentario de Anónimo (curioso que siga vivo tras siglos publicando libros. Chiste malo, lo siento) pues te prevenía de atracos... y mira tu por donde eso ocurrió. En fin, al menos sigues vivo... o eso dicen. Espero que sigas contando tus hazañas y vivencias para seguirlas asiduamente. Animo desde el infierno.

Herencia Letal dijo...

Has descrito tan bien tu viaje que por momentos me he sentido yo también parte del mismo.
Qué gran experiencia la que estás viviendo, y todo lo que has vivido en tan solo unas horas. Aquí seguiremos mientras, rockeando mientras nos cuentas más anécdotas. Cuídate! Abrazos!

Daniella dijo...

Que grata sorpresa me has dado Eduuuu, me ha encantado leerte, que chispa tienes peque, si ya quiero leerte nuevamente, sin duda tenemos que hacer unos viajes juntos para que plasmes tus perspectivas. Me encanta tenerte en el camino y poder ir contigo casi cada tarde a ver las puestas de sol en el Océano Pacífico, mientras hablamos de lo que no quieres hablar je je je. Cariños Nany

Anónimo dijo...

Esto se mueve menos que los ojos de espinete!!!
Vaya ruina de blog!!!
Deja de tocarte las narices y cuenta algo mamoncete.

Anónimo dijo...

Que mamón y ahora encima hay hasta censura.

Publicar un comentario